Justo
Sierra
(Campeche, 1848 - Madrid, 1912)
Escritor y político mexicano, uno de los forjadores del México moderno. Abogado
y periodista liberal, luchó al lado de Juárez; con posterioridad adoptó
posiciones conservadoras y, durante el porfiriato, fue subsecretario de Instrucción
Pública. Apoyó después a Madero, fundó la Universidad Nacional de México (1910)
y representó a su país en España (1911-1912).
Hijo de Justo Sierra O'Reilly,
autor de novelas clásicas como La
hija del judío, Justo Sierra obtuvo el título de abogado en el Colegio de
San Ildefonso, antecedente de la Universidad Nacional, tras lo cual se
incorporó a los círculos literarios de su época, en la que se multiplicaban las
tertulias. Sus primeros ensayos se dieron a conocer hacia 1868. Participó en el
periódico El Renacimiento, donde publicó por entregas la novela El ángel del porvenir, pieza
muy marcada por las influencias europeas de su tiempo. Sus famosas
"Conversaciones del domingo", aparecidas en El Monitor Republicano
(1868), dieron forma, tiempo después, a uno de sus volúmenes más importantes: Cuentos románticos.
Discípulo de Ignacio Manuel Altamirano, a la muerte de
éste en 1893 ocupó su sitio como figura tutelar de las letras nacionales y
educador de las jóvenes generaciones, desde una plataforma ideológica netamente
positivista. Amigo del malogrado poeta Manuel Acuña, se reunió con los
impulsores de la Revista Azul y ejerció una poderosa influencia sobre autores
como Luis Gonzaga Urbina.
Sus cargos públicos ampliaron
su visión de México desde distintas perspectivas. La conjunción de estas
experiencias con su cultura clásica y un hondo conocimiento de la historia
nacional lo llevó a revalorizar el pasado y a plantear nuevas opciones para
México. Fue magistrado, profesor, diputado y ministro de Instrucción Pública y
Bellas Artes conPorfirio Díaz (1905-1911); durante su etapa
ministerial puso en pie la moderna Universidad Nacional de México (1910) y
pronunció el discurso de inauguración, modelo de oratoria, en el que trazó las
orientaciones del futuro cultural de su país.
Como educador, Justo Sierra
promovió el cambio del concepto de "instrucción" por el de
"educación", la unificación lingüística del país, la autonomía de los
jardines de niños, el reconocimiento del magisterio en el nivel superior, un sistema
de becas para los alumnos más aventajados y la difusión de las bellas artes.
Representó a México en el Congreso Hispanoamericano de Madrid, y después del
triunfo de la Revolución, el presidente Francisco Madero lo envió como ministro
plenipotenciario a España, donde murió. Su cadáver fue repatriado solemnemente
a su país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario